¿Qué programas P2P son más seguros?
Diversas aplicaciones crean redes anónimas o tratan de impedir que se pueda monitorizar la actividad de los usuarios
La presión de las industrias culturales y de las sociedades de gestión de los derechos de autor ha provocado que en países como Francia o Inglaterra se estudien medidas para frenar el intercambio de contenidos audiovisuales, que incluyen hasta la suspensión de la conexión del usuario. Para evitar todas estas molestias de dudosa constitucionalidad, los usuarios pueden emplear diversos programas P2P que les permiten compartir con sus amigos y familiares de forma más privada el material que deseen.
Compartir de forma privada
- Imagen: Diaper -
Francia ha propuesto establecer un sistema de tres avisos para frenar la compartición de contenidos con Copyright en las redes P2P, tras los cuales se cortaría al usuario la conexión a la Red. Los internautas que intercambiaran contenidos sujetos a derechos de autor recibirían tres avisos. El primero se produciría por correo electrónico, el segundo por teléfono o por carta postal y el tercero implicaría una sanción de entre dos y doce meses sin poder contratar una conexión a Internet. Éstas y otras propuestas similares han provocado protestas de organizaciones de usuarios de Internet que temen que se rompa la neutralidad de la Red. Por otro lado, se estima que aplicar la llamada "Ley Sarkozy" (dado que nace a propuesta del presidente francés) tendría un coste estimado por su Gobierno de 70 millones de euros.
BitTorrent o eMule se han optimizado para compartir los archivos a gran velocidad pero sus diseñadores no se preocuparon por la privacidad
La polémica surge porque este tipo de leyes suponen que haya una entidad que controle el tráfico de Internet y los movimientos de cada persona durante su navegación. Esto contraría la práctica habitual de que sólo se pueden intervenir las comunicaciones bajo mandato judicial y si hay sospechas fundadas de que se produce un delito. Por este motivo, el Parlamento Europeo ha aprobado un informe en el que se rechaza que los gobiernos o empresas corten la conexión a Internet como forma de penalización y que quiere evitar que la "vigilancia y el control sistemático" se impongan como forma de prevenir el intercambio de contenidos sujetos a derechos de autor.
Nuevos programas, más seguros
En paralelo a esta polémica aparecen nuevos programas, como OneSwarm, para compartir contenidos en Internet. Hacen hincapié en la seguridad, de forma que sea más complicado que terceros puedan descubrir qué es lo que se intercambia. BitTorrent o eMule se han optimizado para compartir los archivos a gran velocidad pero sus diseñadores no se preocuparon por la privacidad. Una tercera persona con los conocimientos necesarios puede saber qué es lo que se intercambia y cuáles son los números IP que participan.
Una tercera persona con los conocimientos necesarios puede saber qué es lo que se intercambia en una red P2P y cuáles son los números IP que participan
Estas cifras, que acreditan a cada equipo con acceso a la Red, permiten, con una orden judicial, conocer desde qué hogar o dispositivo se produce la conexión, puesto que los proveedores de Internet deben guardar estos datos. Precisamente, una de las peticiones de las sociedades de gestión de los derechos de autor y de las industrias culturales consiste en tener acceso automático a esta identificación, una acción imposible bajo las leyes actuales. Se trata de un fenómeno muy parecido al que acaeció en el momento en que la industria musical logró que Napster cerrara. En aquel entonces surgieron nuevos programas que mejoraron las prestaciones del original y que extendieron la costumbre de compartir.
Los pioneros en la seguridad P2P
Varios programas se han destacado por su preocupación por la privacidad desde el comienzo del uso del P2P para compartir archivos. Por ejemplo, Filetopia, una aplicación para Windows que apostó por la seguridad y que cifra todas las comunicaciones e intercambios de archivos con clave pública. Además de servir para compartir contenidos, permite a los usuarios crear salas de chat e incorpora un cliente de mensajería instantánea. No ha lanzado ninguna nueva versión desde 2002, pero se mantiene funcional.
Ni los propios usuarios de Freenet saben lo que contiene su pedazo de disco duro, porque los archivos se encuentran cifrados
Freenet es otro proyecto que permanece desde entonces, aunque con un impacto muy reducido y con carencias acusadas en este tipo de programas, como la falta de una forma eficiente de encontrar los archivos, pues carece de buscador. Su gran baza reside en que impide tanto la censura como que se localice en qué ordenador se encuentra un determinado archivo, porque una vez cargado viaja a otro ordenador de otra persona. De este modo, ni los propios usuarios de esta red saben lo que contiene su pedazo de disco duro, porque los archivos se encuentran cifrados. En mayo de 2008 Freenet publicó la versión 0.7.0, en donde se añade la posibilidad de utilizar el programa sólo con aquellos contactos que se seleccionen, una posibilidad que se conoce en inglés como "darknet".
Otra alternativa veterana es GNUnet, un software de código libre creado en 2001 y que emplea el cifrado para preservar los contenidos y evitar que se descubra quién los comparte. También dispone de un sistema para premiar con mayor velocidad de descarga a los usuarios que más contenidos aporten. Hay versiones para Windows, Mac OS X y Linux.
OneSwarm
OneSwarm se basa en seleccionar las personas con las que se intercambian los archivos, una posibilidad que se conoce como "Friend 2 Friend" (F2F)
OneSwarm es una de las nuevas propuestas para compartir contenidos digitales de forma más privada. Se trata de un programa disponible para Windows, Linux y Mac OS X (gracias a que usa Java) realizado por la Universidad de Washington a partir del protocolo BitTorrent.
Se basa en seleccionar las personas con las que se intercambian los archivos, una posibilidad ya vista en otros programas y que se conoce como "Friend 2 Friend (F2F)" (De amigo a amigo). A grandes rasgos, se añaden los contactos, con la facilidad de que si se usa Google Talk automáticamente detecta a los amigos que también utilizan este programa. Si se hace clic en el nombre de uno de ellos, se muestran los archivos que comparte. Cada usuario puede decidir con qué amigos intercambia un contenido o si quiere alcanzar toda la red de usuarios.
Además, añade opciones interesantes como la previsualización de los contenidos, el manejo de los enlaces torrent convencionales para iniciar las descargas en este protocolo, aunque sin el añadido de la privacidad de OneSwarm; soporte para DHT, un buscador interno de contenidos en la red, o la posibilidad de acceder en remoto para configurar el programa.
Su objetivo no es el anonimato absoluto, sino evitar que gobiernos o empresas puedan monitorizar el uso de la Red y ver quiénes intercambian
Su objetivo no es el anonimato absoluto sino evitar que gobiernos o empresas puedan monitorizar el uso de la red y ver quiénes intercambian. Para ello, impide descubrir las direcciones IP originales, mediante el cifrado SSL. Por otro lado, las peticiones de búsqueda y el intercambio de contenidos se producen sin que nadie, excepto los usuarios más cercanos, conozca el origen de las peticiones y de los archivos, una característica que dificulta en gran medida posibles rastreos. Salvo por este matiz, el intercambio se produce de la misma forma que en BitTorrent.
Este software destaca por un aspecto curioso: no se maneja desde sus propias ventanas como las demás aplicaciones que se instalan en los ordenadores, sino a través del navegador del usuario, lo que recuerda a programas ya desaparecidos como Audiogalaxy. Se puede utilizar con cualquiera de las últimas versiones de Firefox, Opera, Safari o Chrome, pero no funciona bien con el navegador mayoritario, Internet Explorer. Sus creadores se han guardado entre sus opciones la posibilidad de mostrar OneSwarm a la manera convencional.
Otros programas
Los usuarios disponen de otras alternativas para asegurar el intercambio de archivos P2P. Así, de otra universidad, esta vez la holandesa Vrije, procede Turtle F2F, un programa de código libre para Linux que funciona con principios parecidos a los de OneSwarm y pretende construir la red a partir de los contactos más cercanos de cada usuario.
Por su parte, AnoNet ha ideado una red privada virtual (VPN) anónima que permite realizar dentro cualquiera de las actividades que normalmente se efectúan en la Web, entre ellas compartir archivos. Las redes privadas virtuales resultan habituales en los entornos empresariales como una forma de garantizar, a través de cifrado, la confidencialidad de los datos en las conexiones de los trabajadores en remoto. AnoNet emplea su propio rango de direcciones, 1.0.0.0/8, asociado a un sistema de dominios inventado por ellos, terminados en ".ano", accesibles solamente desde el propio programa.
AnoNet emplea su particular rango de direcciones, accesibles solamente desde el mismo programa y asociado a un sistema de dominios de invención propia y terminado en ".ano"
I2P (Invisible Internet Project) permite a otras aplicaciones enviar datos a través de Internet de forma anónima. Para este programa se han creado versiones de eMule y Vuze, el programa de BitTorrent, ya que dispone de un complemento que le añade esta capacidad. Al igual que AnoNet, permite a sus usuarios publicar sitios web en un rango especial de direcciones que se traducen al dominio ".i2p", únicamente válido a través de este software. Según sus promotores, todavía se trata de un producto no terminado que sólo se debe usar de forma experimental.
Otro programa interesante es Remobo. Crea lo que ha denominado "redes privadas instantáneas". Por ejemplo, si en una casa hay varios ordenadores encendidos y con este software instalado, automáticamente se forma una red entre ellos. Pero si el usuario entra desde un PC situado en el trabajo también puede acceder a ellos.
Al mismo tiempo, cada usuario puede añadir a contactos con los que se comparten los contenidos de todos sus ordenadores. Para intercambiar los archivos utiliza BitTorrent y el usuario que los descarga tiene la libertad de elegir el programa de esta red que prefiera. Se encuentra en fase de pruebas y se puede instalar tanto en Windows como en Mac OS X. Waste es otra opción. Se trata de un programa de código libre ideado para crear pequeñas redes y compartir archivos de forma segura. Además, incorpora chats cifrados.
Ipredator
The Pirate Bay es uno de los centros más activos de la red BitTorrent. Alberga los enlaces a los archivos torrent y se ha distinguido por su defensa de la cultura del intercambio. El pasado mes de marzo lanzó un proyecto de pago denominado Ipredator para asegurar las comunicaciones de los protocolos P2P mediante una VPN. Este servicio se encuentra en una fase de pruebas cerrada y tiene un coste de cinco euros al mes con la promesa del sitio sueco de que no almacenará los datos personales.
Por otra parte, las propias aplicaciones P2P han lanzado versiones que incorporan sistemas de cifrado débil que tratan de evitar rastreos, desde eMule hasta varias populares del protocolo BitTorrent, como BitComet, Vuze o Transmission.
El problema del número de usuarios
El usuario debe elegir entre privacidad o contenidos mientras no se conviertan en populares estas alternativas
El éxito de un programa de intercambio de archivos depende en gran medida de su popularidad. Cuantas más personas acceden, mayor es el número de archivos que contiene la red y más se incrementa, y con ello su atractivo de cara a los nuevos usuarios. Así, los centros de atención son actualmente BitTorrent y eMule para los vídeos, películas y grandes archivos, y Ares para la música.
Sin embargo, las redes P2P que hacen hincapié en la seguridad tienen bastantes menos usuarios y, por lo tanto, menor cantidad de archivos y menor atractivo para nuevos internautas en busca de contenidos. El usuario debe elegir entre privacidad o contenidos mientras no se conviertan en populares estas alternativas.
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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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