No se plegaron los ideales que imponen la moda y la industria o el cine. Los genios del siglo XX dejaron para la posteridad una imagen de la mujer de facetas infinitas, tal y como demuestra esta exposición ambiciosa donde las haya, que se abre hoy al público presentándose como "la exposición más grande de su historia" en referencia a la Pinacoteca de Arte Moderno de Múnich, en su décimo aniversario.
Sobre los seguros pilares de Pablo Picasso, Max Beckmann y Willem de Kooning descansa la gran muestra titulada 'Mujeres', que presenta 95 obras a lo largo de cinco capítulos y que ilustran en conjunto el imaginario femenino de estos tres grandes pintores. "Es el momento adecuado para echar la vista atrás y comprobar que el siglo XX, que en muchos sentidos fue el siglo de la mujer, ha dejado un retrato poliédrico del alma femenina, pero desde el punto de vista de los genios masculinos", explica el director general de las colecciones de pintura del Estado de Baviera, Klaus Schrenk.
Beckmann, punto de partida, pintó a las mujeres "como el reposado polo opuesto a sí mismo, mientras que para Picasso la mujer era una plataforma en la que trabajar todo el espectro de experiencias existenciales fundamentales", describe la comisaria de la muestra, Carla Schulz-Hoffmann, para quien cada uno de estos grandes pintores filtra el concepto de mujer a través de su particular forma de entender el mundo. "Las figuras femeninas de Picasso son un espejo del artista", mientras que en las pinturas abstractas de De Kooning "la mujer se convierte en paisaje y el paisaje en mujer", dice.
Nadie ha querido faltar a este proyecto retrospectivo y con cierto afán enciclopédico, que incluye préstamos del MoMa, la Tate Gallery, el Centro Pompidou y el Musée d'Orsay de París, además de la Kunsthaus de Zurich y la Fundación Beyeler. Las grandes atracciones son 'El abrazo', el último de los cuadros firmados por Picasso y 'Madame Soler', también del malagueño y objeto de una gran polémica después de que los herederos de un coleccionista judío denunciaran el año pasado que la obra fue robada por los nazis hace 75 años.
Más allá de los estereotipos
El tremendo recorrido arranca con el capítulo 'Retrato, tipo, ídolo' y obras como el óleo 'Olga Picasso' (1923), del artista malagueño, y 'Woman V' (1952/1953) de De Kooning, con mujeres que siembran la duda sobre si el espectador se encuentra ante "la figura de una mujer concreta o las representaciones de una idea intemporal y supraindividual", según la guía del museo.
Las mujeres en el apartado 'Pasión, éxtasis, exaltación' constituyen sin embargo una antítesis de la tranquilidad. Son figuras desgarradas por la pasión, que se mueven entre la auto-inconsciencia y la autodestrucción, para dar paso al capítulo 'Reflejo o contraste, promesa o amenaza', con obras como 'Le peintre et son modèle' (1963), en el que Picasso contrapone el espacio del pintor al de la modelo, y 'Máscara de carnaval, verde, violeta y rosa (Columbine)' (1950), donde Beckmann aborda la relación entre hombre y mujer. La exposición cierra 'Retrato del mundo, retrato del tiempo, autorretrato', con cuadros como 'Nu couché' (1970), de Picasso; 'Two figures in landscape' (1968), de De Kooning y 'Carnival Paris' (1930) y 'La mujer asustada' (1947), de Beckmann, y las espectadoras femeninas no podrán evitar preguntarse qué hay de sí mismas en esos retratos que en una primera lectura pueden resultar tan ajenos a la experiencia femenina en primera persona.
Según la pinacoteca, el papel que conceden estos tres artistas a la mujer en su obra "va más allá de las definiciones unilaterales y los estereotipos de la feminidad". Las mujeres son presentadas "de forma extremadamente diferenciada, con significado propio y como espejo sensible de los problemas y cambios sociales y políticos", pero para la historia queda la pregunta: ¿Por qué no fueron las mujeres del siglo XX las que se retrataron a sí mismas?