Herramientas para Impulsar el Desarrollo Regional
Carlos Cantero,
Menos Estado y más libertades para las regiones y comunas.
Objetivo de este trabajo.
Se pretende establecer un marco teórico para la modernización del Estado unitario, quepromueva una economía social de mercado menos centralizadora, que estimule la desconcentración económica, productiva, demográfica y cultural, fortaleciendo la capacidad de gestión pública y privada, así como la descentralización del poder, redefiniendo la asignación de funciones y recursos a los distintos niveles de gobierno subnacional, impulsando con mayor eficiencia y equidad el desarrollo regional y local.
Introducción.-
La dispersión del poder constituye un incentivo que estimula el espíritu innovador y la mayor cercanía entre la autoridad y la gente mejora la capacidad de respuesta, oportunidad y transparencia. También permitirá un mayor compromiso y responsabilidad política de los ciudadanos; una gestión mediocre afectará directamente su calidad de vida limitando las oportunidades para acceder a los beneficios del desarrollo.
El proceso de descentralización se hace cargo de la heterogeneidad territorial, las disparidades regionales y las demandas de medidas para las correcciones en las disparidades territoriales del modelo de desarrollo. Exige avanzar hacia reformas políticas y económicas, destinadas a aumentar la eficacia y eficiencia de la gestión para el desarrollo regional, establecer estímulos, mejorar los recursos humanos así como la capacitación en regiones. De allí la necesidad de impulsar una actitud cívica que cautele la transparencia y el buen uso de los recursos económicos (accountability).
Con todo, debe prevenirse que la gestión de los niveles subnacionales (regionales y locales) tengan la suficiente autonomía de funciones, atribuciones y recursos económicos, cautelando que en el ejercicio de los mismos no ponga en riesgo los equilibrios macroeconómicos, por la vía del sobre-endeudamiento o la ineficiente inversión.
Marco Teórico.-
La descentralización constituye una magatendencia mundial, según expresiones del pensador contemporáneo John Naisbitt, y se ha convertido en uno de los procesos de reforma del Estado con mayores expectativas. Por un lado fortalece la gobernabilidad y refuerza la consolidación de la democracia, y por otro, promueve beneficios económicos en términos de una mayor eficiencia y eficacia de bienes públicos, mejora el acceso de las personas a los beneficios del progreso en el nivel regional y local, y promueve la equidad interregional e interpersonal.
El proceso ha generado una reestructuración de los niveles de autoridad, tanto en lo referido a las funciones y atribuciones, como en los ingresos, alcanzando al nivel local y regional. Existe una tendencia a maximizar la captación e incrementar los recursos propios en los ámbitos subnacionales, tanto los que provienen de tributos y derechos propios como otros de fuentes no tributarias.
Se entiende que el proceso de regionalización no es un fin en sí mismo, es un instrumento para alcanzar un fin superior, cual es un desarrollo nacional equilibrado y armónico, donde se privilegie la equidad, la eficacia y eficiencia de los recursos, se orienta hacia la descentralización y desconcentración del país; hacia la construcción social y política de los poderes subnacionales: regiones y comunas; al logro de un fin superior cual es permitir el acceso a los beneficios del desarrollo a los habitantes del país, sin consideración de la región o territorio en que habite.
Al respecto, el peruano González de Olarte señala que: la regionalización no tendrá éxito más allá de la descentralización de la democracia electoral y de la administración estatal, si es que paralelamente no se aborda el cambio de modelo económico concentrador y centralizador de las políticas económicas (1989).
En una publicación de 1987, denominada Antecedentes, realidad actual y Proyección del proceso de Regionalización, don Arturo Aylwin Azócar, actual Contralor General de la República de Chile, señalaba que, el objetivo de la regionalización es dotar a las regiones de los medios que faciliten un desarrollo justo y equilibrado y sobre la base de una acción dinámica de las fuentes. Se trata de lograr una amplia y progresiva desconcentración, no tan sólo en cuanto a poderes de decisión, sino también de las más diversas actividades que conforman el quehacer nacional, tanto en el ámbito público como en el privado.
Para que la descentralización tenga éxito se debe promover y asegurar que sus agentes gestionadores en los niveles subnacionales tengan la calificación y profesionalización necesaria. No resulta suficiente la sola confianza política con la autoridad de turno, por el contrario, este estilo atenta contra la eficacia del proceso.En esta materia Chile muestra serias deficiencias en las distintas regiones del país.
Un adecuado proceso de descentralización debe establecer la planificación y la adecuada coordinación entre los distintos niveles que interactuan, sin perjuicio de sus propias especificidades y prioridades. En todo este proceso debe existir un estrecho vínculo con el sector privado para concordar e impulsar estrategias de desarrollo regional y definir los mecanismos idóneos para financiar las necesidades del progreso.
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