Ciudad de México
Excelentísimo señor Presidente y amigo Felipe Calderón.
Margarita.
Excelentísimos señores de los Poderes del Estado aquí presentes.
Amigos mexicanos.
Delegación chilena que me acompaña.
Señoras y señores:
La verdad que es para mí un gran honor y una gran alegría compartir con el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y con su pueblo en este lugar, que es símbolo de su historia y orgullo de su identidad nacional.
Estamos en México porque, Presidente, sentimos la necesidad, hoy más que nunca, de decirle al mundo que somos mucho más que dos países con profundas afinidades, más que dos socios estratégicos en el logro de sus objetivos comunes.
Queremos reivindicar que por sobre todo, tal como usted decía, somos dos países amigos y hermanos de la gran casa latinoamericana, unidas en las desdichas transitorias, pero también en un promisorio destino común.
Más significativo resulta para nosotros poder expresar, a través de esta breve Visita, el afecto entrañable y la solidaridad del pueblo de Chile ante los difíciles momentos que ha debido enfrentar México por la emergencia sanitaria.
Tenga la seguridad, Presidente, amigos mexicanos, que comprendemos muy bien el alcance y las repercusiones que tiene una situación de este tipo.
Hoy en Chile enfrentamos el aumento de casos de influenza humana y también nuestros ciudadanos han sufrido en el exterior más de alguna muestra de esta afección.
Chile y México tienen una larga tradición de amistad y fraternidad. Nos hemos apoyado mutuamente cuando sufrimos tragedias o los embates de la naturaleza; admiramos los aportes culturales y las obras de los artistas e intelectuales; valoramos el aporte de la colonia mexicana residente en Chile y agradecemos el cariño con que han recibido a los chilenos en esta tierra.
Por ello, ha sido particularmente doloroso para esta Presidenta y también para mi pueblo, cuando algunas reacciones en distintas partes del mundo han generado entre los mexicanos la sensación de un trato injusto, discriminatorio y hasta violatorio de sus derechos y su dignidad.
Y en esto quiero ser muy clara y enfática. Chile cree que ésta es una respuesta equivocada a la crisis sanitaria internacional. Debemos entender que sólo podremos superar la mayoría de los problemas globales: la crisis económica, el cambio climático, la lucha contra la pobreza, mediante soluciones globales basadas en la cooperación, y no en el aislamiento.
Y esto es también válido para enfrentar problemas de salud pública que puedan afectar al conjunto de la población mundial, como las pandemias, o la lucha contra el SIDA, la malaria, la tuberculosis. No podemos enfrentar las dificultades cerrando las fronteras y aislando a nuestros países.
Muy por el contrario: problemas como la influenza humana sólo los podremos superar, primero que nada con vacunas, como lo decía el Presidente, y con antivirales, pero sobre todo con más cooperación, con más coordinación mutua, con más apoyo, con más solidaridad internacional; y así es como sólo seremos capaces de alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio, incluyendo los objetivos de salud, si redoblamos la cooperación internacional.
Y ésta es la propuesta de Chile, amigo Presidente, y por eso nos encontramos junto a usted esta noche, para que Chile y México sigan estrechando su cooperación, su coordinación y su apoyo mutuo para enfrentar el desafío sanitario, pero también todos los desafíos comunes que tenemos por delante.
Y seguir trabajando juntos para lograr nuestros objetivos comunes: más desarrollo, más justicia social, más prosperidad para nuestros pueblos. Y para mostrar con nuestro ejemplo que los latinoamericanos debemos estar y trabajar juntos, tal como usted lo recordaba, en lo bueno, pero también en los momentos difíciles, porque son esos momentos en que se atesora la amistad.
Y quiero destacar también esta noche un hecho que ha estrechado aún más los lazos entre ambos países, pues ha constituido un factor decisivo para el incremento de nuestras relaciones económicas y comerciales. Me refiero al Tratado de Libre Comercio entre México y Chile, que el 1 de agosto cumplirá 10 años de vigencia.
Por ello, hemos querido que mi Visita también sea propicia para conmemorar el X Aniversario de un instrumento de tanta relevancia. La existencia del Tratado de Libre Comercio entre Chile y México ha permitido que desde su inicio, en 1999, nuestro intercambio comercial mantenga una tendencia de aumento constante año tras año, permitiendo un crecimiento promedio anual del mismo de 269 por ciento, desde esa fecha.
Por tanto, es algo que podemos celebrar. Los 10 años de vida del TLC, indudablemente, han significado importantes beneficios mutuos, especialmente para nuestros ciudadanos, al contribuir a crear nuevas plazas de trabajo con la ampliación y diversificación de nuestro comercio bilateral.
Sin embargo, comparto con el Presidente cuando señala que podemos avanzar mucho más.
Estimado Presidente, amigas y amigos:
Al concluir mis palabras, reitero la amistad, la solidaridad de Chile y nuestro deseo de fortalecer la alianza para lograr los sueños de nuestros padres fundadores.
Y usted recordaba a una mujer que para Chile es muy querida. Hace exactamente 87 años, el 23 de junio de 1922, una mujer partió desde Chile a México, sintió también en Chile y en muchos lugares del mundo los prejuicios, las críticas, la discriminación, a tal punto que se llamó, a sí misma, la extranjera.
Hoy, esta otra extranjera, la Presidenta de Chile, invita a sus compatriotas y a los hermanos latinoamericanos a recorrer nuevamente los caminos de Gabriela Mistral en México: Cuernavaca, Puebla, Acapulco, Guadalajara, Querétaro, Oaxaca, Veracruz, y a reconocer en ellos a su propio pueblo y a su propia Patria latinoamericana bajo ese sol que ella cantó con admiración, apasionamiento y cariño profundo.
Ella decía: Sol de México, canto dorado; canto rodado sobre el Mayab, maíz de fuego no comulgado.
El mismo cariño profundo que los chilenos y chilenas sentimos y sentiremos siempre por esta tierra hermana.
Muchas gracias.