Boris Yeltsin:
Muere el hombre que enterró al comunismo pero no consiguió consolidar la democracia
DANIELA GONZÁLEZ DIEZ
Su gestión en Rusia estuvo marcada por una contradictoria herencia de mayor libertad, aunque también de inestabilidad y escaso bienestar para la población.
DANIELA GONZÁLEZ DIEZ
El ex Presidente ruso Boris Yeltsin, quien gobernó durante la desaparición de la Unión Soviética y la transición de Rusia a una economía de libre mercado, murió ayer a los 76 años a causa de una insuficiencia cardiaca.
El actual Presidente ruso, Vladimir Putin, rindió homenaje a su antecesor calificándolo como el hombre gracias al cual "nació una Rusia nueva, democrática, libre, abierta al mundo, donde el Estado pertenece al pueblo". "El poder del primer Presidente de Rusia se basaba en el apoyo masivo de que gozaban sus ideas y sus aspiraciones entre los ciudadanos de este país", dijo Putin.
La ceremonia fúnebre está prevista para mañana, que fue declarado día de duelo nacional.
Mijail Gorbachov, el último Mandatario soviético, rindió también tributo a sus logros, aunque además hizo notar sus falencias.
"En su historia hubo grandes obras por el bien del país, pero también cometió grandes errores. Estábamos en desacuerdo sobre muchas cosas", explicó Gorbachov, quien agregó que "de esos enfrentamientos se aprovecharon las fuerzas hostiles a la perestroika, lo que agravó la situación en Rusia".
"Yeltsin asumió abiertamente la defensa de la democracia. Pero su pasión por el poder le impidió unir fuerzas cuando parecía que había esperanza de salir de la grave crisis", afirmó.
El momento más importante en la vida de Boris Yeltsin se produjo en agosto de 1991, cuando desafió a los comunistas de línea dura que intentaban un golpe de Estado contra el entonces Presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov. Su imagen, encaramado sobre un tanque, arengando a la población a resistir la intentona, dio la vuelta al mundo y lo catapultó como un nuevo líder.
El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov renunció a la Presidencia de la URSS y declaró la disolución de ésta. Desde entonces, Yeltsin como Presidente de Rusia se vio ante el desafío de liderar a un país en busca de una nueva imagen y posición en el escenario internacional.
Sobre su legado, muchos analistas son cautelosos y se preguntan qué tanto de su gestión fue producto de sus propias políticas o más bien el resultado de medidas tomadas mucho antes por Gorbachov. No hay dudas de que Yeltsin supo terminar con la estructura soviética y abrió paso a una nueva era, donde los rusos conocieron conceptos nuevos como la democracia y el libre mercado. Pero la moneda también tiene otra cara, una que muestra grandes fracasos.
"Yeltsin va a ser recordado principalmente como una figura de la transición: el hombre que puso a Rusia en el curso democrático y que impidió a los comunistas volver a tomar el poder. Pero fracasó en promover consistentemente un régimen democrático perdurable y en consolidar un sistema económico próspero y equitativo", asegura a "El Mercurio" Ted Galen Carpenter, experto del Cato Institute de EE.UU.
Yeltsin asumió el gobierno con la meta de reformar el sistema político e implantar una economía de mercado en el menor tiempo posible. Esto incluía un drástico programa de privatizaciones, liberalización de precios, recortes de gastos del Estado y la restauración de la agricultura.
"Bajo Yeltsin, el presupuesto de defensa fue rebajado de 30% del PIB a menos del 5%. El arsenal nuclear pasó de 10.000 ojivas a 4.000, mientras que la cooperación con EE.UU., la OTAN y la ONU se intensificó considerablemente", dice Leon Aron, analista del American Enterprise Institute.
En el camino, Yeltsin se topó con un obstáculo: un Parlamento hostil a su plan económico y a darle más poderes. En septiembre de 1993, el Presidente disolvió a cañonazos el Congreso, tras un intento de desconocer su autoridad. Convocó a nuevos comicios y llamó a un referéndum sobre una nueva Constitución, la que consolidó su poder.
"Yeltsin fue el líder que guió a Rusia hacia la secesión de la Unión Soviética y de su propio imperio y creó el primer Estado moderno de Rusia. Continuó hasta lograr la destrucción del Partido Comunista e impedir su regreso al poder. Pero al hacerlo, creó las bases de una Presidencia fuerte y autoritaria", dice Fiona Hill, de la Brookings Institution.
Fracaso económico
La conversión de Rusia hacia una economía de mercado resultó un proceso incompleto y tortuoso. Yeltsin dejó un desempleo oficial del 12% (aunque otras fuentes estiman dicho índice en torno al 25%) y una cifra de entre 30 y 40 millones de pobres.
En 1999, el rublo se devaluó en 2.500%. Como efecto lateral al fracaso económico, la delincuencia creció por sobre todas las expectativas y el crimen organizado se constituyó en un grave obstáculo para el desarrollo.
La corrupción, la peor plaga
Los escándalos de corrupción en los que el nombre del ex Presidente Boris Yeltsin estuvo envuelto no fueron pocos.
Todos sus allegados y hasta su hija Tatiana figuraron en la lista de escándalos que tuvieron serias repercusiones internacionales.
El caso más bullado fue el destapado poco antes de la salida de Yeltsin de la Presidencia, a mediados de 1999, cuando los diarios norteamericanos "USA Today" y "The New York Times" revelaron que la élite política que rodeaba al Mandatario ruso sacó del país millones de dólares provenientes de créditos entregados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese entonces se estimó que en cuentas del Banco de Nueva York, en Estados Unidos, se lavaron hasta 15 mil millones de dólares.
Paralelamente a este escándalo, otro caso de corrupción salpicó directamente a la familia Yeltsin. La empresa suiza Mabetex se habría adjudicado un millonario contrato de restauración del Kremlin, a cambio de varias tarjetas de crédito, sin tope de gastos, para las hijas del entonces Presidente. Según varias denuncias coincidentes de esa época, Tatiana adquirió una suntuosa casa en las afueras de Moscú, una mansión en la Costa Azul y un castillo en Baviera.
Mabetex habría depositado más de un millón de dólares en una cuenta suiza controlada por el entonces jefe del Departamento de Propiedades del Estado de Rusia, Pavel Borodin.
A fines de 2000, la fiscalía rusa anunció que archivó en forma definitiva el caso Mabetex.
La corrupción se extendió más allá de Yeltsin y sus allegados. Según estimaciones hechas en 1999 por Vitaly Chykov, ex miembro del Estado Mayor del Ejército, el supuesto "saqueo" de bienes cometidos por la familia Yeltsin, las mafias y los nuevos ricos, "le costó al país entre US$300 mil y US$400 mil millones".
"Él permitió la libre empresa, pero tuvo poca visión para entender la economía. Presidió la privatización de la industria y la propiedad estatal, entregando a un pequeño grupo de la élite rusa la propiedad de los sectores más productivos de la economía", explica la analista Fiona Hill.
Momentos claves
GOLPE DE ESTADO
En lo que tal vez haya sido su mejor momento, Boris Yeltsin se paró sobre un tanque frente al Parlamento ruso el 19 de agosto de 1991. Pidió a los rusos que resistieran a la junta de ocho miembros que había tomado el poder e instó a los soldados a que no dispararan contra su propio pueblo. Gorbachov estaba preso.
ATAQUE AL PARLAMENTO
El parlamento, dominado por los comunistas, se opone a su disolución y promueve la destitución de Yeltsin. La situación es insostenible el 4 octubre de 1993. Yeltsin envía los tanques al asalto del Parlamento y varios edificios oficiales en un enfrentamiento que causa cientos de muertos, (sólo 150 según las autoridades).
GUERRA CONTRA CHECHENIA
El 11 de diciembre de 1994, Yeltsin inició la primera guerra de Chechenia para acabar con el secesionismo de la república rebelde. La campaña fue un desastre para las tropas rusas y produjo inestabilidad en toda la región. La popularidad del Presidente cayó a su nivel más bajo, a sólo 6 por ciento de aprobación.
Creando una nueva Rusia
Yeltsin no sólo marcó un cambio político. Bajo su gobierno, Rusia vivió profundas modificaciones socioeconómicas. El fin del comunismo, la apertura a Occidente y la instauración de una economía de libre mercado generaron la aparición de los "nuevos rusos", es decir, un inédito y reducido grupo social que aprovechando sus contactos, la herencia soviética y las oportunidades de negocios legales e ilegales, logró un poder económico que empezó a cambiar el rostro de Moscú y de todo el país.
"Yeltsin destruyó un Estado, pero nunca se concentró en construir otro. Él fue un buen político, muy instintivo, pero no un estadista", asegura la analista Fiona Hill. A modo de ejemplo, menciona el acelerado proceso de privatizaciones que se vivió en Rusia, donde cerca de 115 mil empresas estatales fueron transformadas en sociedades de accionistas, 27 mil granjas entregadas a sus campesinos y casi el 80% de los negocios públicos fue privatizado.
En 1993 en Rusia se vendieron tantos Mercedes de lujo como en toda Europa Occidental y durante 1994 en un solo banco suizo, 150 rusos abrieron cuentas que en promedio tenían US$ 800 mil cada una. Los rusos comenzaron a salir del país en forma constante. En 1995 el 65% de los turistas que visitaron Finlandia y no provenían de la península escandinava, eran rusos. Al igual que el 60% de los compradores de artículos electrónicos en Dubai. Y los 16 mil turistas que visitaron la Costa Azul francesa en 1993 se convirtieron en 100 mil en 1998.
Pero al mismo tiempo, a mayo de 1995 casi 30 millones de trabajadores rusos, el 44% de la población activa de ese entonces, tenía un salario inferior al mínimo necesario para subsistir, equivalente a unos 46 dólares.
"El Estado benefactor soviético fue desmantelado, pero no se desarrolló ningún sistema de protección social para sus ciudadanos", explica Fiona Hill.
"Yeltsin pudo haber sembrado las semillas de la libertad, pero también creó los mecanismos para restaurar un Estado centralizado y autoritario. Él dejó como legado político un sistema político defectuoso que está abierto al abuso y la distorsión", concluye la analista.
"Sirvió a su país durante un período de cambios decisivos. Jugó un papel clave cuando la Unión Soviética se disolvió (...). Aprecio los esfuerzos que el Presidente Yeltsin hizo para construir una relación fuerte entre Rusia y Estados Unidos. Ofrecemos nuestras sinceras condolencias a la familia Yeltsin y al pueblo ruso".
GEORGE W. BUSH
Presidente de EE.UU.
"Será recordado por su papel crucial para avanzar en las reformas y por promover el acercamiento Este-Oeste".
BAN KI MOON
Secretario General de la ONU
"Nadie olvidará la imagen de él parado sobre un tanque ante el Parlamento ruso".
ROBERT GATES
Secretario de defensa de EE.UU.
"Su legado será su trabajo por la democracia, y no las dificultades económicas u otros asuntos, como si bebía mucho".
JOHN MAJOR
Ex Premier británico
"Él nos llevó desde el cautiverio hacia la libertad".
ANATOLY CHUBAIS
Político ruso a cargo de las reformas económicas de Yeltsin.
Muere el hombre que enterró al comunismo pero no consiguió consolidar la democracia
DANIELA GONZÁLEZ DIEZ
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DANIELA GONZÁLEZ DIEZ
El ex Presidente ruso Boris Yeltsin, quien gobernó durante la desaparición de la Unión Soviética y la transición de Rusia a una economía de libre mercado, murió ayer a los 76 años a causa de una insuficiencia cardiaca.
El actual Presidente ruso, Vladimir Putin, rindió homenaje a su antecesor calificándolo como el hombre gracias al cual "nació una Rusia nueva, democrática, libre, abierta al mundo, donde el Estado pertenece al pueblo". "El poder del primer Presidente de Rusia se basaba en el apoyo masivo de que gozaban sus ideas y sus aspiraciones entre los ciudadanos de este país", dijo Putin.
La ceremonia fúnebre está prevista para mañana, que fue declarado día de duelo nacional.
Mijail Gorbachov, el último Mandatario soviético, rindió también tributo a sus logros, aunque además hizo notar sus falencias.
"En su historia hubo grandes obras por el bien del país, pero también cometió grandes errores. Estábamos en desacuerdo sobre muchas cosas", explicó Gorbachov, quien agregó que "de esos enfrentamientos se aprovecharon las fuerzas hostiles a la perestroika, lo que agravó la situación en Rusia".
"Yeltsin asumió abiertamente la defensa de la democracia. Pero su pasión por el poder le impidió unir fuerzas cuando parecía que había esperanza de salir de la grave crisis", afirmó.
El momento más importante en la vida de Boris Yeltsin se produjo en agosto de 1991, cuando desafió a los comunistas de línea dura que intentaban un golpe de Estado contra el entonces Presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov. Su imagen, encaramado sobre un tanque, arengando a la población a resistir la intentona, dio la vuelta al mundo y lo catapultó como un nuevo líder.
El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov renunció a la Presidencia de la URSS y declaró la disolución de ésta. Desde entonces, Yeltsin como Presidente de Rusia se vio ante el desafío de liderar a un país en busca de una nueva imagen y posición en el escenario internacional.
Sobre su legado, muchos analistas son cautelosos y se preguntan qué tanto de su gestión fue producto de sus propias políticas o más bien el resultado de medidas tomadas mucho antes por Gorbachov. No hay dudas de que Yeltsin supo terminar con la estructura soviética y abrió paso a una nueva era, donde los rusos conocieron conceptos nuevos como la democracia y el libre mercado. Pero la moneda también tiene otra cara, una que muestra grandes fracasos.
"Yeltsin va a ser recordado principalmente como una figura de la transición: el hombre que puso a Rusia en el curso democrático y que impidió a los comunistas volver a tomar el poder. Pero fracasó en promover consistentemente un régimen democrático perdurable y en consolidar un sistema económico próspero y equitativo", asegura a "El Mercurio" Ted Galen Carpenter, experto del Cato Institute de EE.UU.
Yeltsin asumió el gobierno con la meta de reformar el sistema político e implantar una economía de mercado en el menor tiempo posible. Esto incluía un drástico programa de privatizaciones, liberalización de precios, recortes de gastos del Estado y la restauración de la agricultura.
"Bajo Yeltsin, el presupuesto de defensa fue rebajado de 30% del PIB a menos del 5%. El arsenal nuclear pasó de 10.000 ojivas a 4.000, mientras que la cooperación con EE.UU., la OTAN y la ONU se intensificó considerablemente", dice Leon Aron, analista del American Enterprise Institute.
En el camino, Yeltsin se topó con un obstáculo: un Parlamento hostil a su plan económico y a darle más poderes. En septiembre de 1993, el Presidente disolvió a cañonazos el Congreso, tras un intento de desconocer su autoridad. Convocó a nuevos comicios y llamó a un referéndum sobre una nueva Constitución, la que consolidó su poder.
"Yeltsin fue el líder que guió a Rusia hacia la secesión de la Unión Soviética y de su propio imperio y creó el primer Estado moderno de Rusia. Continuó hasta lograr la destrucción del Partido Comunista e impedir su regreso al poder. Pero al hacerlo, creó las bases de una Presidencia fuerte y autoritaria", dice Fiona Hill, de la Brookings Institution.
Fracaso económico
La conversión de Rusia hacia una economía de mercado resultó un proceso incompleto y tortuoso. Yeltsin dejó un desempleo oficial del 12% (aunque otras fuentes estiman dicho índice en torno al 25%) y una cifra de entre 30 y 40 millones de pobres.
En 1999, el rublo se devaluó en 2.500%. Como efecto lateral al fracaso económico, la delincuencia creció por sobre todas las expectativas y el crimen organizado se constituyó en un grave obstáculo para el desarrollo.
La corrupción, la peor plaga
Los escándalos de corrupción en los que el nombre del ex Presidente Boris Yeltsin estuvo envuelto no fueron pocos.
Todos sus allegados y hasta su hija Tatiana figuraron en la lista de escándalos que tuvieron serias repercusiones internacionales.
El caso más bullado fue el destapado poco antes de la salida de Yeltsin de la Presidencia, a mediados de 1999, cuando los diarios norteamericanos "USA Today" y "The New York Times" revelaron que la élite política que rodeaba al Mandatario ruso sacó del país millones de dólares provenientes de créditos entregados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese entonces se estimó que en cuentas del Banco de Nueva York, en Estados Unidos, se lavaron hasta 15 mil millones de dólares.
Paralelamente a este escándalo, otro caso de corrupción salpicó directamente a la familia Yeltsin. La empresa suiza Mabetex se habría adjudicado un millonario contrato de restauración del Kremlin, a cambio de varias tarjetas de crédito, sin tope de gastos, para las hijas del entonces Presidente. Según varias denuncias coincidentes de esa época, Tatiana adquirió una suntuosa casa en las afueras de Moscú, una mansión en la Costa Azul y un castillo en Baviera.
Mabetex habría depositado más de un millón de dólares en una cuenta suiza controlada por el entonces jefe del Departamento de Propiedades del Estado de Rusia, Pavel Borodin.
A fines de 2000, la fiscalía rusa anunció que archivó en forma definitiva el caso Mabetex.
La corrupción se extendió más allá de Yeltsin y sus allegados. Según estimaciones hechas en 1999 por Vitaly Chykov, ex miembro del Estado Mayor del Ejército, el supuesto "saqueo" de bienes cometidos por la familia Yeltsin, las mafias y los nuevos ricos, "le costó al país entre US$300 mil y US$400 mil millones".
"Él permitió la libre empresa, pero tuvo poca visión para entender la economía. Presidió la privatización de la industria y la propiedad estatal, entregando a un pequeño grupo de la élite rusa la propiedad de los sectores más productivos de la economía", explica la analista Fiona Hill.
Momentos claves
GOLPE DE ESTADO
En lo que tal vez haya sido su mejor momento, Boris Yeltsin se paró sobre un tanque frente al Parlamento ruso el 19 de agosto de 1991. Pidió a los rusos que resistieran a la junta de ocho miembros que había tomado el poder e instó a los soldados a que no dispararan contra su propio pueblo. Gorbachov estaba preso.
ATAQUE AL PARLAMENTO
El parlamento, dominado por los comunistas, se opone a su disolución y promueve la destitución de Yeltsin. La situación es insostenible el 4 octubre de 1993. Yeltsin envía los tanques al asalto del Parlamento y varios edificios oficiales en un enfrentamiento que causa cientos de muertos, (sólo 150 según las autoridades).
GUERRA CONTRA CHECHENIA
El 11 de diciembre de 1994, Yeltsin inició la primera guerra de Chechenia para acabar con el secesionismo de la república rebelde. La campaña fue un desastre para las tropas rusas y produjo inestabilidad en toda la región. La popularidad del Presidente cayó a su nivel más bajo, a sólo 6 por ciento de aprobación.
Creando una nueva Rusia
Yeltsin no sólo marcó un cambio político. Bajo su gobierno, Rusia vivió profundas modificaciones socioeconómicas. El fin del comunismo, la apertura a Occidente y la instauración de una economía de libre mercado generaron la aparición de los "nuevos rusos", es decir, un inédito y reducido grupo social que aprovechando sus contactos, la herencia soviética y las oportunidades de negocios legales e ilegales, logró un poder económico que empezó a cambiar el rostro de Moscú y de todo el país.
"Yeltsin destruyó un Estado, pero nunca se concentró en construir otro. Él fue un buen político, muy instintivo, pero no un estadista", asegura la analista Fiona Hill. A modo de ejemplo, menciona el acelerado proceso de privatizaciones que se vivió en Rusia, donde cerca de 115 mil empresas estatales fueron transformadas en sociedades de accionistas, 27 mil granjas entregadas a sus campesinos y casi el 80% de los negocios públicos fue privatizado.
En 1993 en Rusia se vendieron tantos Mercedes de lujo como en toda Europa Occidental y durante 1994 en un solo banco suizo, 150 rusos abrieron cuentas que en promedio tenían US$ 800 mil cada una. Los rusos comenzaron a salir del país en forma constante. En 1995 el 65% de los turistas que visitaron Finlandia y no provenían de la península escandinava, eran rusos. Al igual que el 60% de los compradores de artículos electrónicos en Dubai. Y los 16 mil turistas que visitaron la Costa Azul francesa en 1993 se convirtieron en 100 mil en 1998.
Pero al mismo tiempo, a mayo de 1995 casi 30 millones de trabajadores rusos, el 44% de la población activa de ese entonces, tenía un salario inferior al mínimo necesario para subsistir, equivalente a unos 46 dólares.
"El Estado benefactor soviético fue desmantelado, pero no se desarrolló ningún sistema de protección social para sus ciudadanos", explica Fiona Hill.
"Yeltsin pudo haber sembrado las semillas de la libertad, pero también creó los mecanismos para restaurar un Estado centralizado y autoritario. Él dejó como legado político un sistema político defectuoso que está abierto al abuso y la distorsión", concluye la analista.
"Sirvió a su país durante un período de cambios decisivos. Jugó un papel clave cuando la Unión Soviética se disolvió (...). Aprecio los esfuerzos que el Presidente Yeltsin hizo para construir una relación fuerte entre Rusia y Estados Unidos. Ofrecemos nuestras sinceras condolencias a la familia Yeltsin y al pueblo ruso".
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"Será recordado por su papel crucial para avanzar en las reformas y por promover el acercamiento Este-Oeste".
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"Nadie olvidará la imagen de él parado sobre un tanque ante el Parlamento ruso".
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"Su legado será su trabajo por la democracia, y no las dificultades económicas u otros asuntos, como si bebía mucho".
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