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domingo, agosto 26, 2007

Javier García: La escuela que viene

DESDE INFORME URUGUAY
 
 
Javier García

La escuela que viene

por Javier García
 
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            Generando Inteligencia" es el título del libro que acaba de publicar Guillermo Fossati, doctor en Psicología Educacional y máster en Administración y Políticas Educativas. Vale la pena leerlo, sobre todo porque al conocimiento científico que notoriamente posee el autor, se le agrega el bautismo de la realidad uruguaya.

            Analizando los programas como el del "ingreso ciudadano" incluido en el Plan de Emergencia, Fossati escribe: "la idea de una "renta básica", semejante a la considerada en el Uruguay o en otros países, no corrige los procesos de exclusión social. Más aún estos paliativos, concebidos para atenuar las consecuencias de la exclusión, terminan muchas veces por transformarse en subsidios de duración indeterminada (cuando no subsidios manipulados con fines políticos), reforzando una cultura de dependencia crónica. Lo que se instala como transitorio se constituye en permanente".

            Y agrega "si bien comparto la idea de un Estado responsable, garante de la protección y solidaridad social, me alejo de la idea de un sistema asistencialista, entiendo a la educación y al trabajo como ejes centrales de la lucha contra la exclusión". La cita viene a raíz de la idea que Larrañaga lanzó para que la escuela pública se transforme en el centro de todas las políticas sociales.

            No es otra cosa que rescatar aquello que fue distintivo de nuestro país. Era la escuela de todos, allí compartíamos en un enriquecedor tejido social los hijos de familias muy diversas. En mi clase de la Escuela México estaban los hijos de los comerciantes del barrio, hijos de obreros, de empresarios muy reconocidos y también tenía compañeros que, carentes de familia, estaban en lo que en aquel entonces era el Consejo del Niño. Compartíamos la clase y también la copa de leche.

            El fenómeno de los colegios privados tuvo su despegue en forma simultánea y debido, en buena medida, a que la escuela decayó. Declinó en forma generalizada, pero más pronunciadamente afectada por fenómenos demográficos la escuela rural con el despoblamiento de la campaña, y en las ciudades más la de los barrios carenciados donde es más difícil que haya una comisión de padres que consiga lo que la escuela necesita.

            Si se midiera los resultados por el índice de repetición en primer grado de primaria en el año 2005, en aquellas escuelas ubicadas en barrios de contexto crítico la repetición fue el doble que en las escuelas de tiempo completo. No hay que ser especialista para saber que mayor permanencia en la escuela es mayor capacidad de aprendizaje, mejor alimentación, más contención y también, muchas veces, una buena dosis de cariño necesario.

            Nuestra escuela pública está la mitad del año con sus puertas cerradas. Sabiendo los resultados que se obtienen cuando ellas están abiertas, es un crimen no invertir para que así sea. No para que el niño viva en las clases, que no es ese el objetivo sino para que se transforme en el efecto de las políticas sociales, en el centro donde concurre la familia del barrio, en su referencia educativa, pero también cultural, donde el niño que no se puede alimentar lo haga equilibradamente, se incentiven los hábitos saludables y puedan jugar sin estar en la calle. Reconquistar la centralidad de la escuela es volver a construir el tejido social que perdimos. Esto es inversión social y es lo opuesto al modelo del gobierno que busca la dependencia crónica del subsidio como mecanismo clientelar.

            Es la alternativa y es más digno.

LEA INFORME URUGUAY.

 

 

 

Saludos
Rodrigo González Fernández
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