"Economía social" para todos
La canciller alemana, Angela Merkel, exigió que la "economía social de mercado" sea aplicada también a nivel internacional, en el 110 aniversario del nacimiento de Ludwig Erhard, el padre del "milagro económico".
En tiempos de la globalización, la acción de los Estados nacionales ya no es suficiente para crear bienestar para todos, dijo Merkel en un acto celebrado en Fürth, donde naciera Erhard, considerado el inventor de la economía social de mercado.
Para Merkel, la globalización no es un fenómeno natural, sino que puede y debe conformarse de manera responsable. "Muchas cosas no pueden regularse hoy en los marcos nacionales", resaltó la canciller, por lo que "es necesario un marco de orden internacional".
Prácticamente ello significa, como lo viene exigiendo Alemania desde hace años, definir estándares mínimos sociales y ecológicos en todo el mundo. Ello no sólo beneficia a la población de los respectivos países, sino que también ayuda a crear "condiciones de competencia justas" a nivel internacional.
Mercado y justicia social
La economía social de mercado postula que la propiedad privada y empresarial es la forma más eficiente de funcionamiento de una economía y una condición necesaria para asegurar la libertad política.
En ese contexto, es obligación del Estado velar por un buen funcionamiento del mercado. Ello supone por un lado dejar al mercado un margen de libertad suficiente y no intervenir en el juego de la oferta y la demanda. Pero por otro, asegurar también que en el mercado no surjan monopolios u oligopolios económicos que afecten seriamente la competencia, tanto sea del lado de la oferta como del de la demanda.
La economía social de mercado postula por lo tanto un Estado fuerte, con capacidad y voluntad política de intervención allí donde sea necesario, e independiente ante eventuales presiones de grupo económicos y de defensa de intereses particulares.
Esas ideas son compartidas por la economía política clásica. La economía social de mercado va más allá: postula que ni siquiera el mercado más eficiente está en condiciones de satisfacer todas las necesidades de la sociedad. O sea, que una sociedad de libre mercado no es necesariamente también una sociedad justa. Por ello le atribuye al Estado el derecho e incluso la obligación de intervenir activamente cuando se vean afectados intereses sociales legítimos.
Libertad económica y sociedad
Esa obligación de intervenir comprende tres aspectos: primero, restricción de la libertad del mercado, cuando éste produce efectos socialmente no deseados; segundo, compensación de fallas del mercado, cuando éste no está en condiciones de satisfacer necesidades sociales en forma eficiente y, tercero, la corrección de la distribución del ingreso generada por el mercado, cuando ésta sea considerada socialmente injusta.
Para los pensadores de la economía social de mercado, la libertad económica es una cosa y una sociedad justa, otra. Por ello no han dejado la distribución del bienestar librada a los mecanismos de mercado, a lo que tiende por ejemplo el neoliberalismo. Por ello postulan la implementación de instrumentos redistributivos, que tiendan a compatibilizar la libertad empresarial con los ideales de justicia social.
En Alemania existe consenso tanto en la sociedad como en todos los partidos políticos relevantes en que el modelo de economía social de mercado es el más adecuado para el país, naturalmente poniendo el acento más en el mercado o más en la justicia social, según la posición del respectivo partido en el espectro político.
Pablo Kummetz
Rodrigo González Fernández
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